La primera clase consistió en un acercamiento inicial a lo que es una imagen. La primera parte de la clase fue teórica y en ella la profesora explicó en qué consiste una imagen y cómo debe leer una imagen un estudiante de Bellas Artes. Cómo todo futuro artista debe ser capaz de analizar críticamente las imágenes que tiene a su alrededor, debe saber también construir imágenes y contextualizarlas adecuadamente. Para ello, es necesario qué conozca los tipos de imágenes que hay y los lenguajes con los que puede aproximarse a su análisis.
La segunda parte de la clase fue un ejercicio práctico que consistió en lo siguiente:
Tres compañeros se quedaron en clase mientras que los demás salieron. Los tres que quedaron en la clase tuvieron tres minutos para mirar una imagen y prepararse para describirla a los demás. Más tarde entraron los demás. Los tres compañeros describieron la imagen que habían visto para que los otros pudieran imaginarla. Durante doce minutos, los compañeros que no habían visto la imagen trataron de imaginarla y dibujarla. Los resultados en general fueron muy diferentes a la imagen inicial.
Esto prueba que el lenguaje de las imágenes es mucho más universal y directo que el de las palabras, que pueden más fácilmente inducir a equívocos.
Una imagen vale más que mil palabras, dice el proverbio. De la misma manera, una idea compleja puede ser comunicada en una milésima de segundo a través de una imagen. De ahí que el invento de la fotografía haya sido tan decisivo a la hora de documentar, criticar y denunciar.
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